El poder silencioso de los líderes valientes

La valentía no siempre se mide en grandes gestos. A veces es tan simple —y tan difícil— como admitir que no puedes con todo, pedir ayuda o dejar que te vean vulnerable. Porque liderar con humanidad también es un acto de coraje.

Liderazgo y Gestión10/10/2025sandra mateussandra mateus

Por: Sandra Mateus

Hace poco hablaba con una coachee sobre la valentía y me decía que le admiraba la gente que se lanza sin miedo, que toma decisiones arriesgadas o que se atreve a hablar cuando todos callan. Me quedé pensando en eso, en cómo solemos asociar la valentía con los grandes gestos, con saltar al vacío o con resistir sin lágrimas, pero en mi experiencia, la valentía tiene otra textura,  es más silenciosa, más íntima y...  a veces es simplemente seguir hablando cuando te tiembla la voz, o admitir que no puedes con todo.

Recuerdo una época en la que yo misma me sentía agotada de sostener una imagen que no se rompía. En ese tiempo, creía que mostrar cansancio o duda era debilidad, así que sonreía aunque no tuviera ganas, decía “todo bien” mientras por dentro se me acumulaban las preguntas. Hasta que un día, en medio de una conversación con un grupo de líderes a los que acompañaba, alguien me preguntó: “¿Y tú? ¿Cuándo te permites no estar fuerte?”. ¡Pucha! Fue como si me quitaran el aire, a veces las preguntas más poderosas te llegan de donde menos esperas y esa me atravesó porque me di cuenta de que llevaba años confundiendo la fortaleza con el control y que la verdadera valentía es otra cosa: es permitirme ser vista sin defensas.

Y esto lo volví a recordar hace poco cuando leí Los dones de la imperfección de Brené Brown y llegó justo para volver a conectarme con el entendimiento de la valentía desde otro lugar. No la valentía que se demuestra, sino la que se siente. No la que busca reconocimiento, sino la que se sostiene en silencio. Brown no escribe como una gurú inalcanzable, sino como alguien que también ha tenido miedo a ser juzgada, a no cumplir con las expectativas, a no ser “suficiente” y esa cercanía me tocó.

No habla de valentía como un atributo heroico, sino como la capacidad de mostrarnos tal como somos, aun sabiendo que eso nos expone. 
Lo más potente del libro no está en la teoría, sino en la honestidad con la que nos recuerda que el perfeccionismo no es una virtud, sino una coraza frente al miedo a no ser suficientes.

Esa idea me confrontó. En los entornos organizacionales, sobre todo en quienes lideran o gestionan personas, hay una enorme presión por “mantener la compostura”. Por ser ejemplo, por inspirar, por no fallar. Pero esa exigencia silenciosa termina por desconectarnos de lo más genuino del liderazgo: la autenticidad. Brown propone vivir “de todo corazón”, y eso implica mostrarse con humanidad, reconocer los errores, pedir ayuda cuando se necesita y liderar desde la vulnerabilidad, no desde la invulnerabilidad.

Valentía en el cambio

Esta lectura me llevó también a pensar en los procesos de gestión del cambio que suelen estar llenos de discursos sobre resiliencia, adaptación y resultados, pero pocas veces sobre humanidad. Gestionar el cambio no solo requiere estrategia, requiere valentía emocional: la de aceptar que hay incertidumbre, que los equipos sienten miedo, que incluso los líderes también lo sienten. 

La valentía en el cambio no consiste en ocultar la duda, sino en sostenerla sin paralizarse. En decir: “sí, esto también me reta, pero avancemos juntos”.
He visto en muchas organizaciones cómo se transforman los equipos cuando un líder se permite ser auténtico. No perfecto, sino real y tiene el coraje de decir “no sé”, o de reconocer “necesito apoyo”, creando un tipo de confianza que ninguna estrategia de motivación puede generar. Porque la confianza no se decreta, se siente. Y se siente cuando hay coherencia entre lo que se dice y lo que se muestra.

Brown lo expresa con claridad: la vulnerabilidad es el lugar donde nacen la conexión, la creatividad y la pertenencia. En mi experiencia, los líderes más influyentes no son los que tienen todas las respuestas, sino los que saben escuchar, sostener el silencio o permitir que otros brillen sin sentirse amenazados. Esos son los verdaderamente valientes, los que acompañan el cambio sin esconder su humanidad.

La valentía, entonces, no es un acto heroico ni una pose de liderazgo. Es un gesto cotidiano de honestidad. Es mirarte al espejo y decir “esto también soy yo”. Es atreverte a reconocer lo que te duele, lo que te desafía o lo que no sabes. Es liderar sin armadura, con la confianza de que la autenticidad genera más conexión que la perfección.

Creo que el reto para quienes acompañamos o lideramos equipos en tiempos de cambio es dejar de medirnos por la cantidad de certezas que proyectamos y empezar a valorar la calidad de la presencia que ofrecemos. Y eso solo ocurre cuando entendemos que la valentía no está en eliminar la vulnerabilidad, sino en abrazarla con dignidad.

Porque, al final, liderar de todo corazón no es una técnica: es una forma de estar en el mundo. Y con esto quiero honrar a todos aquellos líderes que, en medio de la incertidumbre, el cambio o la presión, siguen eligiendo la autenticidad sobre la apariencia, la empatía sobre la distancia y el coraje sobre el control.

A esos líderes que no temen decir “no sé”, que se atreven a escuchar de verdad y que comprenden que gestionar el cambio no se trata solo de rediseñar procesos, sino de sostener emociones, conversaciones y personas.

Porque ser valiente, en el fondo, no siempre significa avanzar sin miedo, sino avanzar con el corazón abierto, incluso cuando el miedo camina al lado.
Y tú, ¿en qué momentos de cambio has tenido que elegir entre protegerte o liderar desde tu humanidad?

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Sobre Sandra Mateus

Hace cerca de 15 años inicié este camino de coaching y consultoría empresarial. Trabajo con líderes y organizaciones para impulsar su desarrollo a través de programas prácticos y flexibles. He sido formadora de coaches y facilitadores, escritora de libros de liderazgo, expresidente de la Asociación Colombiana de Coaching Ontológico Profesional y bloguer en El TIempo, el principal diario en Colombia desde hace más de 10 años con el blog Liderazgo Arriba. Combino coaching (ejecutivo y de equipos), formación, gestión de cambio y otras metodologías para fortalecer la conexión humana, potenciar los resultados alineados siempre a objetivos estratégicos, cultura y planes internos de desarrollo.

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