En un 2025 de crecientes incertidumbres globales, el mercado laboral colombiano se enfrenta a un cambio significativo: aunque sectores como el comercio y los servicios impulsan la ocupación, persisten desafíos clave como la informalidad y las brechas de género.
Mundo laboral03/03/2025
Camila RamirezA comienzos de 2025, el mercado laboral colombiano muestra señales de recuperación, impulsado principalmente por el crecimiento de sectores estratégicos como el comercio, la reparación de vehículos y los servicios de alojamiento y comida. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desocupación se redujo al 11,6% en enero, una disminución de 1,0 puntos porcentuales con respecto al mismo mes de 2024, lo que sugiere una mejora en las condiciones laborales en comparación con años anteriores.
El aumento en la tasa de ocupación, que se ubicó en 56,7% a nivel nacional, refuerza la idea de una recuperación parcial de la actividad económica, destacando el papel esencial de sectores como el comercio y la reparación de vehículos, que contribuyeron a la creación de más de 240 mil nuevos empleos en el último año. Estos sectores no solo están repuntando gracias a la reactivación económica, sino también a un entorno de inflación controlada y tasas de interés más bajas, lo que favorece la demanda interna.
Sin embargo, los avances no son homogéneos. Mientras que las áreas metropolitanas han experimentado mejoras en la ocupación, con una reducción de la tasa de desocupación a 11,1% en enero de 2025, regiones como Quibdó siguen enfrentando retos estructurales más profundos, con una tasa de desocupación alarmante de 30,9%. Este contraste subraya la necesidad de políticas laborales más regionalizadas, que fomenten el empleo en zonas con mayores carencias económicas.
El comercio y la reparación de vehículos, junto con los servicios de alojamiento y comida, fueron los grandes motores del empleo en este inicio de 2025. Con más de 450 mil nuevos empleos generados, estos sectores destacan no solo por su crecimiento, sino por su capacidad para adaptarse a un panorama global incierto, marcado por tensiones geopolíticas y una desaceleración económica en mercados clave como Estados Unidos y Europa. Este contexto ha impactado las exportaciones y la inversión extranjera, pero al mismo tiempo ha abierto nuevas oportunidades para el mercado interno.
A pesar de los desafíos globales, la recuperación del consumo doméstico se perfila como un factor clave para dinamizar aún más el mercado laboral. La estabilización de la inflación y las tasas de interés más bajas han fomentado un aumento en la demanda de bienes y servicios, especialmente en sectores como la tecnología, el comercio electrónico y la vivienda, que están experimentando un resurgir.
La proximidad geográfica y los acuerdos comerciales con Venezuela también están abriendo nuevas puertas para las exportaciones colombianas. En este sentido, el fortalecimiento de los lazos comerciales con el país vecino podría convertirse en una estrategia clave para las empresas colombianas en 2025.
No obstante, la informalidad laboral sigue siendo una sombra que empaña estos avances. El 56,1% de los trabajadores colombianos siguen en el sector informal, un incremento que refleja una vulnerabilidad estructural del mercado laboral. Muchos de estos trabajadores carecen de acceso a prestaciones sociales y trabajan en condiciones precarias, lo que limita el crecimiento económico sostenible del país.
Además, persiste una brecha de género significativa en el mercado laboral. En enero de 2025, la tasa de desocupación femenina fue de 15,8%, comparada con el 8,6% de los hombres, lo que resalta la necesidad de políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades y la inclusión de las mujeres en sectores de alta demanda.
Ante estos desafíos, tanto empresas como trabajadores deben adaptarse a un entorno económico cada vez más complejo. La diversificación de mercados y fuentes de ingresos es esencial para mitigar riesgos. Las mipymes, en particular, deben explorar nuevas oportunidades en mercados internacionales, aprovechando acuerdos comerciales con Europa, Asia y América Latina.
La inversión en tecnología y la automatización también se presentan como claves para mejorar la eficiencia empresarial, reducir costos y fortalecer la competitividad. Además, la sostenibilidad y la adopción de prácticas de economía circular pueden posicionar a las empresas colombianas como líderes en responsabilidad social y ambiental.
Uno de los aspectos más positivos en este panorama es la disminución en la tasa de desocupación juvenil, que cayó al 16,4% en el trimestre noviembre 2024 – enero 2025. Aunque la cifra refleja avances, sigue siendo un desafío, especialmente en ciudades con tasas de desempleo juvenil extremadamente altas, como Quibdó y Riohacha, donde los jóvenes enfrentan serias dificultades para acceder a empleo formal y bien remunerado.
El mercado laboral colombiano de 2025 refleja un panorama mixto: por un lado, hay avances en la ocupación y crecimiento en sectores estratégicos, pero también persisten importantes desafíos en términos de informalidad, desigualdad de género y las consecuencias de un entorno global incierto. Para lograr un crecimiento sostenible, es esencial que el país implemente políticas inclusivas, fomente la digitalización y apueste por la diversificación de mercados. En este contexto cambiante, tanto las empresas como los trabajadores deben adaptarse rápidamente a los nuevos retos y oportunidades que se presenten.
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